Hoy comienza la Semana Europea de la Movilidad, un acontecimiento en el que participan las grandes ciudades europeas para reivindicar y promover la sostenibilidad en las políticas públicas de movilidad. Este evento se enfoca en uno de los problemas más críticos para las ciudades actuales: la contaminación atmosférica y la mala calidad del aire. Con motivo de esta celebración, este artículo pretende analizar y ofrecer un marco general de las principales políticas de movilidad sostenible que se están desarrollando en España, además de su implementación en varias ciudades del país.
El objetivo es realizar una radiografía del panorama español en materia de movilidad sostenible, centrándose en la lucha contra la contaminación atmosférica y la mejora de la calidad del aire. En un contexto donde las administraciones están redefiniendo los modelos urbanos para afrontar los retos medioambientales, sociales y económicos del siglo XXI, este análisis resulta especialmente relevante.
Movilidad y sostenibilidad
Durante las últimas décadas, las administraciones municipales han cambiado su enfoque hacia un modelo de ciudad centrado en el ciudadano, priorizando políticas dirigidas a recuperar y reconfigurar los espacios urbanos para mejorar la accesibilidad y calidad de vida. Paralelamente, el sector privado, y en especial la industria automovilística, ha jugado un papel clave en la transformación de las ciudades mediante la investigación en nuevas tecnologías y combustibles alternativos que reducen las emisiones contaminantes.
El concepto de Smart Cities, que integra tecnologías de la información y la comunicación, también ha contribuido significativamente a reformular las infraestructuras urbanas, promoviendo un desarrollo más sostenible. No se puede dejar de mencionar que la lucha contra el cambio climático es uno de los mayores desafíos globales, donde la movilidad y el tráfico rodado juegan un papel crucial, ya que son grandes responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Movilidad sostenible en España
Aunque la competencia para desarrollar políticas de movilidad sostenible recae principalmente en los ayuntamientos, el Gobierno central y las Comunidades Autónomas también juegan un papel importante al establecer directrices generales. Un punto de inflexión fue la aprobación del Plan Nacional de Calidad del aire y Protección de la atmósfera 2013-2016 (Plan Aire), que sentó las bases para la implementación de políticas de calidad del aire en sectores clave como el transporte y la automoción. Este plan ha sido revisado para dar paso al Plan Aire II para el periodo 2017-2019.
Uno de los avances más significativos a nivel nacional ha sido la adopción del etiquetado medioambiental para vehículos, implementado por la Dirección General de Tráfico en 2016. Esta medida clasifica los vehículos según sus emisiones, permitiendo a los ayuntamientos discriminar positivamente aquellos que sean más respetuosos con el medio ambiente. Esta herramienta ya está siendo utilizada por varios municipios en sus políticas de control del tráfico.
Políticas públicas de movilidad: una competencia municipal
La competencia en movilidad urbana recae sobre los ayuntamientos, quienes están rediseñando sus políticas en torno a tres ejes principales: accesibilidad, reducción de la congestión y respeto al medio ambiente. Varias ciudades españolas han adoptado medidas innovadoras para abordar la contaminación atmosférica y mejorar la calidad del aire, alineando estas iniciativas con los objetivos globales de sostenibilidad y lucha contra el cambio climático.
Conclusión
Varias ciudades en España están implementando políticas de movilidad sostenible para mitigar los efectos negativos del tráfico rodado, la contaminación atmosférica y la mala calidad del aire. El reto es transformar el modelo de movilidad, especialmente en lo que respecta al uso del vehículo privado, para avanzar hacia una mayor eficiencia y sostenibilidad, reduciendo así las externalidades negativas y cumpliendo con los compromisos globales en la lucha contra el cambio climático.
